Este 20 de septiembre, Argentina conmemora el Día del Jubilado, una jornada que honra la sanción de la primera ley de jubilaciones en 1904, bajo la presidencia de Julio Argentino Roca. Más de un siglo después, los adultos mayores continúan siendo protagonistas silenciosos de nuestra historia, con una vida de trabajo, esfuerzo y amor por su comunidad.
Pero este día no solo invita a festejar. También interpela. Porque detrás de cada brindis hay una realidad que duele: la situación económica de los jubilados exige atención urgente.
📉 Realidad económica: entre bonos y ajustes
Durante septiembre y octubre de 2025, los haberes jubilatorios reciben un aumento del 1,9%, llevando la jubilación mínima a $326.298. A esto se suma un bono extraordinario de $70.000, que eleva el ingreso total a $396.298. Sin embargo, este bono permanece congelado desde marzo de 2024, mientras la inflación proyectada ronda el 30% anual, erosionando el poder adquisitivo de quienes más lo necesitan.
En este contexto, organizaciones como “Jubilados de los Miércoles” se movilizan en todo el país bajo el lema “Brindis, Canciones y Protesta”, reclamando el cumplimiento de derechos y visibilizando el impacto de los recortes en el sistema previsional.
Un mensaje que abraza
En este día tan especial, no hay mejor homenaje que el reconocimiento. Los jubilados son pilares de nuestra historia, guardianes de la memoria colectiva, y merecen vivir con dignidad, respeto y bienestar.
Desde cada rincón del país, se alzan voces que celebran la vida, pero también exigen justicia social. A todos los jubilados y jubiladas: gracias por su legado, por su lucha, y por enseñarnos que el compromiso no tiene edad.

