Días pasados tuvimos la posibilidad de dialogar con María Inés Torchiari, Terapista Física, y Marianela Roggetti, Licenciada en Terapia Ocupacional, quienes desde hace poco más de dos meses están al frente de la coordinación de un valioso proyecto de hidroterapia —también conocida como terapia acuática— que se lleva a cabo en el Natatorio Municipal. Con entusiasmo, compromiso y una profunda vocación, nos compartieron los avances y beneficios que esta propuesta puede generar en las personas que tengan que ser incorporadas a este tipo de abordaje, entre los cuales se resalta el alivio del dolor, fortalecer el cuerpo y mejorar la resistencia física, entre otros:
Partiendo de la base metodológica, ¿Cuál es el enfoque terapéutico que guía las sesiones acuáticas, y cómo se adapta a las particularidades de cada paciente?
Marianela: Es motivo de satisfacción que, en el transcurso del presente año, se ha logrado concretar la implementación del espacio de Terapia Acuática en el ámbito municipal. Esta iniciativa, ha sido fruto de una planificación sostenida y de un trabajo articulado con el Área de Deportes. Asimismo, esta propuesta, que venía gestándose desde hace tiempo, representa un avance significativo en el acceso a prácticas saludables y terapéuticas para nuestra comunidad. Por el momento, las actividades se desarrollan los días lunes y miércoles de 15 a 16 horas, con un único grupo en funcionamiento.
María Inés: Cabe destacar que nosotras nos encontramos bajo la supervisión de Roxana Otamendi, Profesora de Educación Física, quien desarrolla sus funciones en el área de Pileta. Asimismo, en lo que respecta a la coordinación general del ámbito deportivo, contamos con el acompañamiento de Alejandro Mozo, Director referente del Área de Deportes del Municipio.
Marianela: En relación al enfoque terapéutico al que nos hacías referencia, inicialmente se lleva a cabo un proceso de admisión en el cual la persona debe presentar toda la documentación requerida, incluyendo los certificados médicos correspondientes. Es indispensable contar con un certificado que avale que la persona no puede realizar otra actividad física fuera del medio acuático, ya que se prioriza el ingreso de quienes se encuentran en esta situación. Como equipo, realizamos una evaluación integral que contempla la necesidad individual, la patología y el cuadro clínico de cada persona, abarcando todas las edades y tratar de llevar a cabo un abordaje responsable, adaptando y adecuando los ejercicios a cada patología, regulando los mismos, la intensidad, ya que, aunque sea en el agua la actividad, podes lesionarte igual. Asimismo, contamos con el recurso de una silla adaptada para el ingreso al agua, lo cual permite asistir a aquellas personas que, por cuestiones de movilidad, no pueden acceder a la pileta mediante la escalera. Uno de los principales objetivos que buscamos con esta terapia acuática, aprovechando un espacio especialmente adaptado, es fomentar la independencia de cada persona. Muchas veces, actividades que resultan difíciles o incluso imposibles de realizar fuera del agua, pueden llevarse a cabo dentro de la pileta gracias a las condiciones que este medio ofrece.


María Inés: Actualmente, estamos con ganas de poder concretar la conformación de un nuevo grupo destinado a jóvenes, dado que hemos observado un aumento significativo de casos de escoliosis y otras alteraciones posturales en muchos chicos y chicas, especialmente acentuadas tras la pandemia. El trabajo en el medio acuático resulta sumamente beneficioso para abordar estas problemáticas, ya que permite realizar ejercicios posturales de manera segura, eficaz y agradable. La dinámica en el agua no solo favorece la corrección postural, sino que también genera un entorno ameno y motivador para los y las participantes. Actualmente, el grupo está conformado por 13 personas cuyas edades van desde los 11 años hasta adultos mayores de 70, lo que refleja la diversidad y amplitud del abordaje que proponemos.
Marianela: En función a lo que comenta María, ya hemos solicitado la posibilidad de iniciar un segundo grupo como parte de un proyecto en desarrollo, con el objetivo de ampliar la disponibilidad de días y horarios. Esta propuesta surge de la necesidad de adaptar las dinámicas según las edades de los participantes, ya que el lenguaje, los tiempos de atención y la forma de vincularse con los ejercicios varían considerablemente entre jóvenes y adultos mayores.
En cuanto al impacto integral que vienen observando en este tiempo trabajado, ¿Qué beneficios registran en los pacientes que participan regularmente en la terapia, tanto físicos como emocionales?
María Inés: En mi caso, desde la apertura de la primera pileta climatizada en Chaves, tuve la oportunidad de realizar mi primer curso de hidroterapia, lo que marcó el inicio de mi camino en esta disciplina. Comencé a trabajar en ese espacio y, con el tiempo, fui conociendo a muchas de las personas que hoy continúan formando parte del grupo con nosotras. Poder acompañarlas en su proceso y ver su evolución a lo largo de los años es algo que me gratifica profundamente y reafirma el valor de esta tarea.
Marianela: Sabemos que el agua actúa como un factor facilitador fundamental en múltiples aspectos del bienestar físico y emocional. Su entorno brinda contención, alivio y posibilidades de movimiento que, fuera del medio acuático, muchas veces se ven limitadas. En ese espacio, se aprovecha cada momento para acompañar a la persona en su proceso, respetando sus tiempos y necesidades, hasta que logra reinsertarse gradualmente en sus actividades cotidianas con mayor autonomía y confianza.
María Inés: También es fundamental tener en cuenta que el agua, si bien ofrece múltiples beneficios terapéuticos, no está exenta de contraindicaciones. Por ejemplo, el uso de agua caliente puede representar un riesgo en personas con hipertensión no controlada, ya que podría generar efectos adversos en su estado de salud. Por eso, es imprescindible evaluar cada caso de manera individual y considerar todas las variables clínicas antes de iniciar cualquier intervención. Son muchos los aspectos que debemos contemplar para garantizar un trabajo responsable, seguro y beneficioso para quienes participan.
Marianela: En cuanto a los beneficios físicos que se pueden alcanzar a través del trabajo en el medio acuático, destacamos la mejora de la motricidad, el aumento de la fuerza muscular, la ampliación del rango de movimiento, así como el desarrollo del equilibrio y la coordinación. Todos estos aspectos son abordados de manera integral en nuestras sesiones, aprovechando las propiedades del agua. Además, el trabajo en el agua permite abordar aspectos como la orientación espacial y el “aquí y ahora”, favoreciendo la conexión con el propio cuerpo y el entorno inmediato. Este enfoque no solo beneficia a quienes participan desde lo terapéutico, sino también a quienes acompañamos el proceso. En lo personal, muchas veces llego con el estrés acumulado del día, y al sumergirme en el agua, el nivel de tensión disminuye notablemente.
María Inés: Sumando a lo que plantea Marianela, es importante destacar los beneficios emocionales que surgen del trabajo en grupo. El solo hecho de compartir ese espacio genera bienestar, ya que la socialización cumple un rol fundamental: se ríen, se divierten, se sienten acompañadas. Se crean momentos de ocio y desconexión que favorecen el vínculo entre las participantes, permitiéndoles identificarse unas con otras. Incluso, esos lazos trascienden el ámbito terapéutico: hemos formado un grupo de WhatsApp donde dialogamos sobre lo cotidiano, compartimos experiencias y mantenemos una comunicación fluida más allá de la pileta.
Marianela: También es importante destacar que, además de los beneficios físicos y emocionales, en el agua también se trabaja sobre aspectos cognitivos. La tensión, la lateralidad —derecha e izquierda, arriba y abajo—, la atención sostenida y la concentración son habilidades que se estimulan de manera natural en este entorno. Actividades simples como pasarse un objeto dentro del agua requieren estar presentes, atentos al momento compartido, lo que favorece la conexión con el “aquí y ahora”. Este tipo de ejercicios no solo fortalecen la capacidad de enfoque, sino que también permiten desconectar de las responsabilidades cotidianas, generando un espacio de pausa.
¿Cómo se articula la terapia acuática con otros tratamientos o disciplinas dentro del plan de rehabilitación?
María Inés: En mi caso, cuando una persona está realizando un tratamiento de kinesiología, por ejemplo en una rodilla, suelo complementar ese proceso con sesiones de terapia acuática. Este enfoque resulta sumamente beneficioso, ya que el medio acuático permite trabajar de manera más suave y controlada, reduciendo el impacto y favoreciendo la movilidad.
Marianela: Muchos de los pacientes también participan en otros espacios terapéuticos o físicos, incluso en gimnasios donde siguen rutinas específicas. La terapia acuática se convierte así en un complemento valioso que acompaña integralmente el proceso de recuperación.
María Inés: También es importante tener en cuenta que el trabajo que realizamos se desarrolla en un contexto grupal, lo que implica dinámicas y tiempos diferentes a los de una intervención individual. Al ser únicamente dos profesionales a cargo, no es posible focalizar de manera personalizada en cada participante. Sin embargo, contamos con dos casos puntuales que, por sus patologías específicas, requieren una guía distinta y una supervisión más cercana. Aun así, cuidamos especialmente que esa atención individualizada no interfiera con su integración al grupo, promoviendo siempre la participación activa y el sentido de pertenencia dentro del espacio compartido.
Marianela: Sumando a lo que plantea María Inés sobre la particularidad de ciertos casos, es fundamental reconocer el valor que tiene la actividad grupal y el hecho de venir al agua como un motor de motivación para los participantes. Este espacio no solo les brinda beneficios físicos y terapéuticos, sino que también representa un momento de encuentro, disfrute y continuidad. Por eso, la intención no es quitar esa instancia, sino pensar cómo podemos modificar las propuestas que ofrecemos para que puedan seguir sosteniéndolas, respetando sus necesidades individuales sin perder la riqueza del trabajo grupal.
En lo que refiere a recursos indispensables para el desarrollo de la tarea diaria, ¿Cuentan con todo lo necesario?
María Inés: Sí, se ha adquirido todos los elementos necesarios para llevar adelante la terapia, lo cual representa un gran avance para el desarrollo de las actividades. Afortunadamente, contamos con una amplia variedad de materiales que nos permiten trabajar de manera versátil y adaptada a las distintas necesidades. Además, disponemos de un espacio físico totalmente equipado y preparado para este tipo de intervenciones.
Marianela: Incluso en lo que respecta a los vestuarios, que son fundamentales para este tipo de actividades, contamos con instalaciones adaptadas que responden a las necesidades específicas de las personas que concurren.
Lo que deseen agregar.
María Inés y Marianela: Simplemente recordar que este espacio está destinado a personas que acceden por indicación médica, presentando el correspondiente certificado que detalle la patología que atraviesan y los requerimientos específicos que debemos tener en cuenta. Tal como mencionamos anteriormente, cada ingreso se realiza a través de un proceso de evaluación para la admisión al grupo, y los participantes son convocados cuando consideramos que las condiciones del espacio están dadas para recibirlos adecuadamente. Siempre se prioriza a quienes no pueden realizar ningún tipo de actividad física fuera del agua, especialmente aquellos con patologías traumatológicas, neurológicas u ortopédicas. Si bien se trata de clases grupales, se observa de manera constante la lesión o condición particular de cada persona, y se trabaja con abordajes específicos que respetan sus necesidades individuales dentro del marco colectivo.

